sábado, 27 de octubre de 2007

Polisexual de Giancarlo Huapaya por Roberto Echavarren


Polisexual nos pone al día con respecto a nuestro nuevo mundo erótico, la industria porno, y sobre todo la desconstrucción de género, que viene a poner fin al machismo, a la asignación fija de roles sexuales, así como a la heterosexualidad obligatoria. Es difícil ubicar un yo lírico en este libro, vale decir una identidad (de hombre, de mujer, de animal). De vez en cuando aparece un "mono semisexual", pero aparecen sobre todo intercambios de flujos (baba, semen, orina), dispositivos para provocar placer (el dedo, el fist, o el puño, vibradores, "elementos de ligera frotación", "máquinas folladoras", etc.), y fetiches (correas, portaligas, etc.); en rigor, "la inventiva sexo se diseña". Esta poesía es una experiencia de libertad y a la vez un juego, un trabajo, con un vocabulario recogido en revistas, en cine, en shows sexuales, de cuño internacional (en este sentido también rebasa el nacionalismo y la identidad de lengua que parecen los bastiones de cualquier sistema reaccionario); valgan como ejemplo los siguientes términos: queen, queer, drag, peeping tom, voyeur, fisting, felattio... Los órganos ya no son órganos sino aparatos intensivos: "la mochila culo", "la mochila teta", "la cucharita con clítoris", "el conejo Playboy". La revolución sexual, la revolución de las drogas y del mercado erótico ha llegado a Latinoamérica, ha llegado a Perú de la mano de Polisexual. Pero no se trata de mera pornografía, sino de una reflexión, de un pensamiento de lo erótico, que nos deja en un nuevo lugar, estrenando los gadgets y también una nueva conciencia de lo que somos y para qué estamos. Es una cachetada al puritanismo, al acartonado machismo, tanto de izquierda como de derecha. "Viólame de bondage", "cambiemos de rol": ha nacido un eros sin culpa, que no excluye el amor o el afecto, pero sí los desliga de nuestras asignaciones de género, de nuestras supuestas identidades obligatorias, de nuestro reyuno esfuerzo por disimular. Es una explosión gozosa, aunque no trivial ni mercenaria.

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