viernes, 29 de agosto de 2008

ENTREVISTA A DIEGO MOLINA REY DE CASTRO A RAÍZ DE SU POEMARIO HOMESICK (CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA-LUSTRA EDITORES, COLECCIÓN PIEDRA/SANGRE, 2008)

1. ¿Pasados ya varios años de esta década, como ves tú el avance de esta generación?

Creo que se puede hablar de un avance clarísimo de la mayoría de los representantes de la generación. En este asunto de la poesía, donde muchos se quedan en el camino, todos los que yo conozco de la generación han seguido adelante con una clara evolución respecto a la sofisticación de las influencias, de las temáticas y de las formas de expresión.

2. ¿Crees que se puede hablar de una generación?

Creo que no se puede buscar que absolutamente todos los poetas de la generación piensen igual o tengan exactamente las mismas influencias; es decir, no se necesita un manifiesto escrito y público para poder hablar de una generación.

En este caso, la generación del 2000, en base a una serie de conversaciones con varios de ellos, tenemos ideas, experiencias e influencias generales comunes. Ezra Pound, T.S. Eliot, Eielson son, a mi parecer, influencias más o menos para todos. Quizás también Rilke, Celan, Watanabe, Homero y una general adoración por Kafka. En oposición, creo que hay un sentido común de no intentar ser Vallejo ni Neruda, ni imitar a pasadas generaciones de la buena tradición poética peruana. Todos tenemos un enorme respeto por el proceso creativo poético y conciencia de la enorme importancia de la poesía a pesar de lo difícil de su “publicidad”; así como la identificación de todo lo que cada uno escribe como una obra totalizadora personal y no como una serie de libritos independientes.

Finalmente, otro factor en común importante es que, aunque no conozco personalmente a todos, nos llevamos bastante bien, no hay resentimientos ni antagonismos ni nada por el estilo, nos tenemos mucho respeto ante la sensación de “estar todos en el mismo barco”.

Por todo esto, la generación del 2000 existe y todo lo que vemos ahora es solo el comienzo.

3. ¿Crees que se está consolidando algo luego de un inicio tan disgregado? Recuerdas las épocas de los grupos en las universidades en los primeros años del 2000?: Sociedad elefante, Colmena, El club de la serpiente…

La verdad es que se nos ocurrieron nombres muy graciosos para poder integrarnos en grupos. Lo digo como uno de los miembros del “Tetramerón” o del “grupo de la U de Lima”. Creo que los grupos sirven para unificar esfuerzos en un medio tan difícil, sobretodo cuando uno recién comienza. También un cierto sentido de vanguardia quizás. Luego cada uno tiene que brillar con su propia luz y, precisamente, eso lo que está sucediendo ahora. Aunque uno mantiene la amistad y la admiración con los demás del “equipo” original. Por ejemplo, antes de publicar, mis poemas tienen que tener el visto bueno de los “Tetramerones”, para mí eso es muy importante porque tenemos diferentes estilos pero la misma base de donde partimos.

La colección Piedra/Sangre de Lustra Editores va a mostrar esa clara consolidación, no solo de cada uno de los representantes de la generación, sino de algunos factores comunes de los que comentaba en la pregunta anterior.

4. A la luz de la pronta publicación de la colección Piedra/sangre ¿Cuál crees que será el aporte de esta muestra?

Creo que este esfuerzo no tiene similar en el Perú ni en ningún otro país. Por sí mismo, es ya un aporte de originalidad y de ingenio. Otro aporte será mostrar en el Perú una generación joven de poetas, pero consolidada y con buena dirección. Creo que la colección va a llegar a otros países también, como España y Chile, lo cual sería un intento de internacionalización de las obras de esta generación.

En lo personal, me ha ayudado a conocer más a otros miembros de la generación y a leerlos con mayor intensidad. Aunque actualmente vivo fuera del Perú, hace algunas semanas pude reunirme con varios de ellos y ver que esta colección nos está uniendo y nos está impulsando a continuar en este difícil oficio del arte por el arte, o la poesía por la poesía, sin importar su poco o cero valor “utilitario”.


5. Cuéntanos un poco de Homesick, tu segundo libro que saldrá en la colección Piedra/sangre.

Homesick es el resultado de mi vida en Washington D.C.. Lo empecé a escribir el día de Carnaval del 2005 y lo concluí hace un mes. Yo fui, por muchos años, organizador del Carnaval en una playa en Arequipa y el hecho de estar tan lejos y sentir el contraste, en plena nieve (o nevada), desencadenó una serie de sensaciones que, azuzadas por el alcohol y la música, produjo esta especie de “catarsis” que se tradujo en el poemario. Homesick es, por un lado, el diario de un inmigrante, por otro, un homenaje a los escritores y músicos norteamericanos que tanto admiro. Ahí están Bob Dylan, Leonard Cohen, Johnny Cash, Allen Ginsberg, Harper Lee, Whitman, Arcade Fire, por mencionar algunos. Mi intención es que fuese una especie de road movie, un poco a lo Kerouac, de rápida cadencia, con unidad, pero con mucha reflexión y “voces” diversas.

6. ¿Crees que Homesick es como una segunda parte de tu libro anterior?

Es cierto que tienen conexiones, pero el poemario anterior, Expresotranceuropeo, tenía la sensación de viaje, de interiorización de lo que veía alrededor, el aspecto de estar todo el tiempo en el tren es parte importante del mismo. Pero ese poemario tenía intenciones de profundizar en la historia europea al mismo tiempo que construía un universo personal. Es el “ida y regreso” de un viajero. Homesick, por su lado, es el estar viviendo en Estados Unidos, es un libro mucho más personal. Hay experiencias en Homesick que me sucedieron tal como se describen en el poemario (en un intento de mostrar “instantes decisivos”). En temas de forma, el Expresotranceuropeo está más ligado a la vanguardia latinoamericana, a los modernistas austriacos, checos y alemanes y a Eielson. Homesick tiene influencias mucho más diversas además de más “voces” internas, y, creo yo, es un libro más maduro, en el buen sentido de la palabra.

7. ¿Qué publicación anterior al Expresotranceuropeo crees que vale mencionar?

Antes de ese poemario, que salió publicado en el Tetramerón, publiqué en una serie de revistas. Pero si hay algo que vale la pena mencionar, al menos para mí, es un poemario de haikus que salió en la revista Evohé que se llamaba Ideogramas de la esencia. Aquí tengo que reconocer que el nombre ya no me gusta del todo. Es el producto de una época en la que estaba muy metido en el budismo Zen y en la poesía japonesa, china y coreana. Pero mis haikus no intentan imitar esa tradición, al menos en la temática. Es un intento contrario: mostrar otra realidad, menos “iluminada”, más contemporánea, y hasta con danzantes de tijeras, piscinas y otros elementos, aunque siempre con el sentido de contemplación Zen y la ruptura de una obligatoria racionalidad.

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