domingo, 18 de octubre de 2009

PALABRAS DE HUMO: LA COLUMNA DEL ESCRITOR ESPAÑOL MARTÍN CID

Internacionalidad

¿Debe un escritor buscar la internacionalidad o, por el contrario, afianzarse en sus raíces para llegar a un público más amplio? Quizá sea una de las grandes preguntas a las que se enfrenta un artista.

El otro día, hablando con un extranjero, me comentaba que en su país creían que Picasso era francés... hasta pronunció afrancesadamente su apellido. Sólo cuando llegó a España se dio cuenta de la terrible verdad: el genio del S. XX había sido (por suerte o por desgracia) español.

Esto me lleva a plantearme un antiguo problema joyceiano. El irlandés sólo fue auténticamente irlandés cuando abandonó su ciudad, Dublín, para no volver a regresar jamás. A su hermano y a sus conocidos les pedía detallados informes sobre la ciudad y mapas y filigranas que poco tiempo después constituirían el monumento más detallado a una ciudad de la literatura universal: Ulises.

¿Paradoja? Es posible, pero quizá echando un vistazo a los grandes mitos de la cultura universal (occidental) encontramos puntos en común que nos llevan a preguntarnos otra vez por este símbolo del extranjero. Ya sea Moisés u otro personaje, los exiliados han tenido un especial protagonismo en la mitología cultural del hombre occidental.

Quizá el último de estos exiliados geniales fuese el gran Picasso pero la lista es interminable y, cada vez que descubro la biografía de algún gran autor descubro también los rasgos del exilio en sus notas. En España tenemos a los exiliados de la dictadura: Unamuno, Menéndez Pidal o el premio Nobel Juan Ramón Jiménez... Muchos son los nombres que ilustran este curioso fenómeno y muchos los que, sin duda, lo ilustrarán. ¿Por qué el artista se exilia para encontrar en el paraje inhóspito de lo ajeno la razón última de sus raíces?

Siento también yo que he perdido de alguna manera mis raíces y siento también ese desconocimiento y esa curiosidad que nos lleva a adentrarnos en lo exótico. Me siento sin raíces y me siento extraño porque un extranjero es siempre mejor valorado.

Quizá tenga que ver con ese sentimiento de añorar lo que un día se tuvo como Proust, exiliado familiar en su tierra cuando murió su madre. Quizá tenga que ver con buscar nuevas aventuras fuera de las anquilosadas normas como Dickens... o quizá como el propio Joyce, huyendo de lo que más se ama para recordar, al fin, lo que nunca dejará de amar.

Soy extraño en tierra extraña.

Soy escritor y he recibido una oferta en el extranjero. Mi nombre es Martín Cid.


Martín Cid
http://www.martincid.com

(Foto en Paris, 1923, con quienes apoyaban la circulación en USA de Ulysses. De izquierda a derecha Ford Madox Ford editor, James Joyce, Ezra Pound, poeta y escritor y John Quinn abogado que defendía a la "Little Review" de las causas por la censura).

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